Terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS genera preocupación nacional

Causas de la terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS

La reciente terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS ha generado un profundo debate en el país, especialmente por el impacto que esta decisión puede tener sobre la continuidad en la entrega de medicamentos para millones de usuarios. El anuncio, realizado por Disfarma GCAS y notificado oficialmente a la Superintendencia Nacional de Salud, se fundamenta en una situación que la compañía califica como insostenible desde el punto de vista financiero y operativo.
Según la empresa, los problemas derivaron del insuficiente flujo de recursos y los reiterados incumplimientos en los pagos por parte de la EPS, lo que habría obligado a activar la cláusula contractual de preaviso, prevista para situaciones en las que no existe viabilidad económica para sostener el servicio.

Disfarma explicó que, a pesar de tratarse de una medida drástica, era la única opción para evitar un colapso mayor en su operación. Durante los últimos meses, la compañía venía sosteniendo la prestación de servicios utilizando recursos propios, un esfuerzo que logró sostener niveles de cumplimiento superiores al 98%, incluso en regiones donde las demandas eran especialmente elevadas. Sin embargo, los retrasos prolongados en los pagos hicieron imposible mantener esa dinámica por más tiempo.

Impacto para los 2.4 millones de usuarios afectados

La situación afecta a cerca de 2.4 millones de usuarios en todo el territorio nacional, quienes dependen directamente del suministro de medicamentos para continuar sus tratamientos. La preocupación es generalizada porque, de no tomarse medidas inmediatas, podría producirse una interrupción en la entrega de fármacos esenciales, incluyendo tratamientos crónicos, de alto costo y continuos.

Consecuencias inmediatas en la entrega de medicamentos

En primera instancia, la terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS podría traducirse en retrasos, cambios de operador o incluso suspensión temporal de la dispensación, mientras las autoridades y la EPS definen un plan de contingencia.
Los usuarios más vulnerables son aquellos que requieren medicamentos vitales y que no pueden interrumpir sus tratamientos, como pacientes con cáncer, diabetes, enfermedades autoinmunes, hipertensión o condiciones cardiovasculares. La incertidumbre que se vive actualmente en varias regiones del país ha incrementado las quejas y la preocupación de miles de familias.

Adicionalmente, los prestadores de salud advierten que una ruptura abrupta en el suministro podría generar saturación en centros médicos y farmacias que no cuentan con la infraestructura para asumir una demanda tan elevada. En lugares como Santander o Valle del Cauca, donde Disfarma asumía cargas superiores a las estipuladas, el impacto podría sentirse con mayor intensidad.

Problemas previos en la atención de la Nueva EPS

La terminación del contrato no es un fenómeno aislado. La Nueva EPS ha venido enfrentando múltiples dificultades en su operación en los últimos años, lo que ha ocasionado fallas reiteradas en la atención de sus afiliados.
En regiones como Barrancabermeja, por ejemplo, la Clínica La Magdalena suspendió recientemente los servicios a los afiliados debido a incumplimientos económicos prolongados. Esta situación se suma a denuncias de retrasos, cambios inesperados de redes de atención, dificultades en la entrega de medicamentos y demoras en autorizaciones.

Todo lo anterior crea un escenario de desconfianza generalizada en el sistema de salud, especialmente para quienes dependen de servicios constantes y especializados. La terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS agrava aún más un contexto que ya se encontraba al límite.

Respuesta de Disfarma y su llamado al diálogo

La compañía ha remarcado que no pretende abandonar a los usuarios ni cerrar puertas a posibles soluciones. Por el contrario, ha insistido en su interés por sostener conversaciones con la Nueva EPS y las entidades regulatorias para restablecer condiciones que permitan un funcionamiento adecuado.

Intentos fallidos de negociación

En octubre, Disfarma envió varias comunicaciones formales solicitando reuniones y proponiendo alternativas para regularizar los pagos pendientes. A pesar de estos esfuerzos, no se logró una salida concreta al déficit financiero que enfrentaban.
Según la empresa, estos intentos iban orientados a garantizar la continuidad de la atención sin que la operación se viera comprometida. No obstante, ante la falta de respuestas satisfactorias, optaron por activar la cláusula de preaviso de 60 días hábiles, un mecanismo contractual previsto para caso de incumplimiento grave.

El mensaje de Disfarma señala que la situación los llevó al límite, pues mantener la operación en esas condiciones implicaba poner en riesgo la estabilidad financiera de la compañía y la seguridad del servicio.

Situación operativa y financiera de la empresa

Disfarma sostiene que durante meses utilizó recursos propios para garantizar la entrega de medicamentos, logrando altos niveles de cumplimiento. Sin embargo, asumir cargas adicionales, especialmente en regiones donde la demanda superaba las capacidades previstas, hizo imposible sostener la operación sin un flujo adecuado de recursos.
La empresa explica que la falta de pagos acumulados no solo generó déficit financiero, sino también riesgos logísticos, como retrasos en reposiciones, limitaciones en inventario y presión constante sobre sus proveedores.

Pese a ello, reiteran su disposición a buscar soluciones conjuntas que permitan reactivar el servicio bajo condiciones operativas y financieras sostenibles.

Panorama nacional ante la crisis de la Nueva EPS

La situación se suma al complejo panorama que vive el sistema de salud colombiano, donde varias EPS enfrentan dificultades económicas, problemas administrativos y reclamos masivos de los usuarios.

Casos regionales que evidencian el deterioro del servicio

En regiones del país se han reportado situaciones alarmantes relacionadas con la atención de la Nueva EPS.
Barrancabermeja, como ya se mencionó, es uno de los casos más notorios. Pero no es el único. En la Costa Caribe, en Antioquia, en zonas rurales de Santander y en distintos puntos del Valle del Cauca, los usuarios han denunciado esperas prolongadas, escasez de medicamentos y dificultades en la realización de procedimientos básicos.

El anuncio de la terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS no hace más que evidenciar la crítica situación financiera que atraviesa la entidad, y plantea nuevos retos para el sistema sanitario, que deberá reaccionar rápidamente para evitar un impacto mayor.

Conclusiones sobre la terminación del contrato

La terminación del contrato entre Disfarma y Nueva EPS representa un punto de inflexión en la prestación de servicios farmacéuticos en el país. Con millones de usuarios en riesgo, las autoridades deberán actuar con rapidez para definir estrategias que permitan garantizar la continuidad en los tratamientos.
Mientras tanto, Disfarma y la Nueva EPS enfrentan el desafío de retomar diálogos y encontrar soluciones que aseguren la sostenibilidad del servicio, evitando que esta crisis derive en un deterioro aún mayor de la salud pública en Colombia.