La madrugada del miércoles 4 de octubre se convirtió en un punto de inflexión para los residentes y comerciantes de la comuna uno de Barrancabermeja. Las autoridades gubernamentales, militares y de policía intervinieron en el sector del muelle donde se construirá el proyecto de Mirador del Río, parte del distrito Malecón. Esta acción ha generado opiniones divididas entre los ciudadanos, especialmente entre los comerciantes de los restaurantes del Paseo del Río. ¿Es esta intervención un acto arbitrario o un paso necesario para el desarrollo de la ciudad?
Contexto de la Intervención
Desde hace varios meses, un grupo de comerciantes de los restaurantes del Paseo del Río habían establecido una «carpa de resistencia» en protesta contra el proyecto. Según los comerciantes, la intervención fue realizada de manera abrupta y sin previo aviso, en medio de un aguacero y en horas de la madrugada. Los comerciantes argumentan que su actividad no solo es un medio de subsistencia sino también parte del patrimonio cultural de la gastronomía local.
La Postura de la Alcaldía
Por su parte, la alcaldía distrital argumenta que todas las diligencias judiciales y tutelas interpuestas contra la obra han sido resueltas a favor del distrito. Según las autoridades, no hay ninguna medida judicial que impida la construcción de esta obra social, que promete traer oportunidades económicas para la ciudad.
La Justicia en Juego
El abogado Leonardo Granados, quien ha estado al frente del proceso y acompañando a las mujeres comerciantes, sostiene que aún hay esperanzas en la justicia. Según él, el juzgado primero administrativo podría actuar en derecho, como lo hizo en casos anteriores relacionados con el alumbrado público.
¿Qué Sigue Ahora?
El proyecto tiene un tiempo estimado de ejecución de ocho meses y será una edificación de tres pisos. Hasta el momento, aproximadamente cuatro comerciantes han firmado acuerdos con el gobierno, pero aún hay un gran número de cocineras y propietarios de restaurantes con los que no se han dado procesos de concertación.
La intervención en el muelle de Barrancabermeja ha abierto un debate entre el desarrollo necesario y el respeto al patrimonio cultural y económico de los comerciantes locales. Mientras las autoridades ven esto como un paso hacia el progreso, los comerciantes lo ven como un acto arbitrario que amenaza su sustento y cultura.
